martes, 5 de abril de 2016

Cerradura ocular

Manteniendo conversaciones con un reloj esquizofrénico que no hace más que repetir la misma historia. Inhalando un poco de oxígeno por no ahogarme en ese tóxico aire que expiras, y en cada bocanada de aire que consigo recoger, lo único que hago es suspirarte.
Esa puta obsesión que tiene la vida por inyectarnos en las venas la conciencia del paso del tiempo. Que sí, que sabemos que no se detiene para nadie, aunque consiga a veces en tus ojos que sea el tiempo el que me espere a mí, que ese monótono ruido del tic tac tic tac sea un R&B arrítmico, acompasado por mis latidos. Y en mis venas ya no corre tiempo, corre tu nombre.
Que el elixir de la vida es poder beberte, pero por mucho que te brinde con mis labios ya no se calma mi sed. Se me corta en el estómago la mezcla hedonista de tu concupiscencia con el aleteo de mi adrenalina.Y ahora mi elixir es la morfina, esa que preferiría haber bebido antes que haberte probado algún día. Esa que bebería no solo por aguantar la asfixia de tu cierre, sino por dejar de ser consciente de que mientras tú me cierras, yo siempre te abro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario