miércoles, 13 de abril de 2016

Guardándote bajo papel

Mi más encajada antítesis…Me encuentro tejiendo días en la oscuridad de una flamante balanza. Me desequilibra lo paradójico de tu aroma, fuerte y suave a la vez, tan insistente y claudicante que haces que la balanza se incline hacia un extremo. Y justo ahí me encuentro yo, en el lado opuesto, haciendo peso para equilibrar el oxímoron de esta inestable simetría. Grabada está en el medio de la eudemonista balanza la palabra ‘virtud’ que quedó borrada por el baile de las olas en una noche de verano. Y he decidido que no quiero más palabras ahogadas, y he decidido hacer eterno lo efímero. Dibujar tus caricias en pañuelos de papel disecados en agua salada. Frente a tu silencio, el ruido de la tinta corriéndose en el papel hará de tu recuerdo una visión en blanco y negro que contraste con el color púrpura del único rincón de mi alma en el que no permití que te adentraras. La mezcla acromática del azul y rojo de aquellos fugaces momentos que teñían mi flor. Esa flor púrpura que juró Shakespeare, sería la solución. Y para aquellos incrédulos y escépticos en el arte del amor, que se niegan a pintar con brochas algo más que garabatos, soñar será su salvación. Pero, no te preocupes si perturbo tu sueño con el ruido de mis palabras deslizándose en el papel, que lo único que estoy haciendo es regalarte inmortalidad a cambio de tu nada.
Escribí en la carretera de tus venas una pregunta cansada de vivir en la punta de la lengua.
Ahogué al destino en un cubata vacío.
Te corriste en mi mente como arena en el reloj.
Convertí tu mirada en un marcapáginas al final del libro.
Y como epílogo, ando buscando un alma que no sepa nada de tus besos.

martes, 5 de abril de 2016

Cerveza Negra

Culos de lata me pongo por esposas. Te he hecho un sitio donde se almacenan las lágrimas. Te me antojas antídoto y me quemas como cerveza tostada hirviéndose en el pasillo por el que corren las palabras. Me envenenas si no te bebo. Pero te trago demasiado...me sabes a presentimiento e incertidumbre, a alivio y dolor, a un día sí y otro no.

Cerradura ocular

Manteniendo conversaciones con un reloj esquizofrénico que no hace más que repetir la misma historia. Inhalando un poco de oxígeno por no ahogarme en ese tóxico aire que expiras, y en cada bocanada de aire que consigo recoger, lo único que hago es suspirarte.
Esa puta obsesión que tiene la vida por inyectarnos en las venas la conciencia del paso del tiempo. Que sí, que sabemos que no se detiene para nadie, aunque consiga a veces en tus ojos que sea el tiempo el que me espere a mí, que ese monótono ruido del tic tac tic tac sea un R&B arrítmico, acompasado por mis latidos. Y en mis venas ya no corre tiempo, corre tu nombre.
Que el elixir de la vida es poder beberte, pero por mucho que te brinde con mis labios ya no se calma mi sed. Se me corta en el estómago la mezcla hedonista de tu concupiscencia con el aleteo de mi adrenalina.Y ahora mi elixir es la morfina, esa que preferiría haber bebido antes que haberte probado algún día. Esa que bebería no solo por aguantar la asfixia de tu cierre, sino por dejar de ser consciente de que mientras tú me cierras, yo siempre te abro.